miércoles, 28 de septiembre de 2011

CRITICA DE JUAN GAITAN

David Sancho, el color de la realidad
Por Juan Gaitán


Si la poesía, ateniéndonos a la perfecta definición machadiana, es “palabra en el tiempo”, ¿podríamos decir que la pintura es, acaso, “color en el tiempo”? No es un descubrimiento que poesía y pintura, palabra y color, tienen un hilo común, una línea continua que los comunica y los hermana como instrumentos de la expresión del ser artístico. Poetas y pintores han usado palabras y color, a lo largo del tiempo, para explicar (a sí mismos, y también a los demás) el mundo, para definir la realidad, bien como es, bien como quisieran que fuese.

David Sancho pertenece al grupo de quienes viene explicándonos su interpretación de la vida, mostrándonos sus opiniones y sus reflexiones, con el color como materia básica y el paisaje como argumento principal.

Desde un particular modo de construir la perspectiva con manchas de color y la inclusión de figuras gráficas y geométricas, el artista crea juegos de perfecto dinamismo (unas veces cómico, otras dramático, como la vida misma) y de un marcado positivismo, determinado ineludiblemente por el color.

En esta exposición, “La mirada del visitante”, David Sancho ha ahondado aún más en la importancia del color y el comportamiento de la luz. Basado en las imágenes e impresiones que ha retenido en sus viajes, se sirve del color para mostrarnos las diferencias entre las distintas culturas, descubriéndolo en los elementos cotidianos, en la calle, en el paisaje, haciéndonos ver su idioma, su expresivo código, el reflejo psicológico que representa.

Usando mayoritariamente formatos cuadrados, que le ofrecen espacios más concentrados y una imagen más controlada y directa, David Sancho analiza con maestría la sutil diferencia simbólica que el color tiene de unos países a otros, de unos hombres a otros, y cómo se decantan hacia determinadas combinaciones, rechazando otras, y cómo eso es una forma pura de lenguaje.

El color, siempre el color. El color como protagonista, como constructor de planos y perspectivas. El color como espejo anímico. El color capaz de supeditar la línea, de subordinarla, de volverla silenciosa y neutra. El color como impacto visual, como anécdota y como totalidad. El color como sentido último. El color como terapia. El color como huella humana. El color como palabra en el tiempo. El color como última, definitiva, ineludible realidad.

                                                                                     Juan Gaitan
                                                                              Periodista y Novelista

No hay comentarios:

Publicar un comentario